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viernes, 25 de enero de 2013

TURISMO CULTURAL



TURISMO CULTURAL

Portugal sorprende a los viajeros con sus expresiones artísticas, históricas y culturales acompañadas de increíbles entornos naturales. Como si no fuera motivo suficiente, la pequeña extensión del país y las excelentes conexiones de transporte público permiten conocerlo con ágil desplazamiento recorriendo las manifestaciones del paso de musulmanes y romanos, entre otras civilizaciones que habitaron su suelo.

Monasterio de los Jerónimos

El Monasterio de los Jerónimos, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983, es uno de los monumentos más importantes de Lisboa. Construido a iniciativa del Rey Manuel I en el año 1502, este edificio de estilo manuelino se erigió para celebrar el regreso de la India del navegante y explorador Portugués conocido como Vasco de Gama.
Ubicada en el barrio de Belém, esta estructura a cargo del arquitecto Diogo de Boitaca fue emplazada en el lugar donde se encontraba la Ermida do Restelo, iglesia en la que el navegante y su tripulación habían realizado oraciones antes de concretar su viaje.



 

Castillo de San Jorge

El Castillo de San Jorge está ubicado en la colina más alta de Lisboa, entre los barrios Castalio y La Alfama.
Su construcción data del siglo V y estuvo a cargo de los visigodos, funcionando durante los siguientes años como residencia de altos mandatarios y nobles, a la vez que centro militar.
En 1147, el establecimiento fue conquistado por el primer rey de Portugal, Alfonso Henríquez. Fue así como la ciudadela fortificada pasó a ser residencia real, realizándose algunas restauraciones y volviendo al edificio un lujoso espacio de encuentro entre personajes ilustres de la ciudad.
Su período de esplendor se mantuvo hasta el siglo XVI, retomando luego su función militar y siendo destruido casi por completo tras el terremoto ocurrido en 1755.
A causa del deterioro, este Monumento Nacional sufrió recurrentes modificaciones, la última de las cuales fue en el año 1990 con el fin de adaptarlo para el turismo.

 

Torre de Belém

Declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1983, la Torre de Belém representa uno de los edificios de estilo manuelino más representativos de la ciudad.
Ubicada en el barrio de Santa María de Belém, justo en la desembocadura del río Tajo, su construcción tuvo lugar entre 1515 y 1519 por el arquitecto Francisco de Arruda.
Bajo el reinado de Manuel I, durante sus primeros años el edificio sirvió como torre de defensa de la ciudad, para luego convertirse en centro de recaudación de impuestos. Asimismo, el espacio se caracterizó por ser el punto de partida de muchas de las expediciones descubridoras hacia las Indias, Asia, África y América.


 


Castillo de Guimaraes

El Castillo de Guimaraes fue construido en el siglo X por la condesa Mumadona Dias y es, actualmente, uno de los más importantes monumentos de Portugal y emblema de la ciudad de Guimarães. Luego de ser escenario de numerosas e importantes batallas y de haber sufrido varias reconstrucciones, recuperó su grandeza original y desde el 4 de junio de 1940 integra la lista de monumentos nacionales. La construcción se encuentra dominada por una torre homenaje de planta cuadrangular situada en el interior de sus murallas, flanqueadas por cuatro torres en sus ángulos.

 

Palacio da Pena Sintra

El Palacio da Pena Sintra es uno de los principales edificios de Portugal al constituir una de las mejores manifestaciones de la arquitectura romántica del siglo XIX. Este Palacio se encuentra en la freguesia sintrense de São Pedro de Penaferrim y su ubicación sobre grandes peñascos le da un aspecto fantástico. En él se combinan diferentes estilos arquitectónicos como el neo-gótico, neo-manuelino, neo-islámico, neo-renacentista y colonial. En el Palacio Nacional da Pena se pueden observar los cimientos y las murallas exteriores, el sector correspondiente al convento con su Torre del Reloj, el patio de los arcos frente a la capilla y el palacio, propiamente dicho, con su mobiliario y decoración característicos.


 


El Fado

Uno de los emblemas de la identidad cultural portuguesa es el fado, música mundialmente reconocida como propia del país.
Es inconfundible el sentido de nostalgia y melancolía que reproduce el fado en cada uno de esos versos al tiempo que la viola –como se conoce la guitarra española- y la guitarra portuguesa, similar a la     mandolina, acompañan la voz del cantante.
Las desgarradoras voces de los cantores del fado revelan el dolor de la frustración y la tristeza, ejes sobre los cuales giran la mayoría de las canciones.




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